viernes, 17 de diciembre de 2010

En busca del "Nuevo Pacto Educativo” para Uruguay *

Por Iván Sánchez


Introducción

Al hacer un abordaje sobre la educación uruguaya  no podemos evitar observar a priori su estado de “crisis” y “conflicto”. Esto es vivencial para quienes iniciamos el ciclo en pos dictadura, y hemos vivido, movilizaciones, paros, huelgas, imposiciones y demás expresiones de fractura,  opuestas a un ambiente de acuerdo, concertación y pacto, que reflejaría un rumbo educativo fáctico y válido para todos. Pasando revista, sin necesidad de rigor científico, detectamos que los actores y problemas en torno al instalado conflicto han sido los mismos. Organismos internacionales, Gobierno y autoridades educativas, partidos políticos, gremios docentes, y en menor medida, estudiantes y padres. Los temas también han sido los mismos: contenidos, presupuesto público y ámbitos de poder.

 Pero el conflicto de fondo, el verdadero, y el que involucra a todos más allá de los intereses específicos, es el hecho de que la educación uruguaya tiene déficit y “no ha dado en el clavo”. Múltiples diagnósticos y programas, reformas integrales y parciales, contrarreformas y grandes debates e innovaciones; todos en términos globales han dejado resultados que se alejan en mayor o menor medida de los esperados. La educación no puede revertir la situación social original de los educandos y ha perdido su eficacia en promover la movilidad social ascendente, ya esa estigmatización está en el pensamiento de padres y grupos. En los `80, un siglo después de su dictamen, logramos universalizar el egreso de primaria, el ciclo básico que es obligatorio desde hace 40 años no se ha universalizado, la educación secundaria juega un pésimo rol  de bisagra entre la educación primaria y  terciaria, y sus altos índices de rezago y repetición afectan a los adolescentes y jóvenes más humildes. La construcción  de aula y escuelas  en primaria  no se acompasa con la creciente matriculación,  y los salarios y calificación de docentes no es acorde a una educación de calidad, y no se asemejan a similares profesionales de otras áreas. La violencia y el consumo de drogas están ganando terreno en los propios centros educativos. La educación uruguaya está en crisis.

Las preguntas que inmediatamente surgen son:
·                        ¿Esta crisis es específica de la educación, o responde a la crisis estructural que padece Uruguay? ¿Están en la misma situación la vivienda, la salud, y demás?
·                        ¿La crisis en educación es política social o técnica? ¿responde a un diseño institucional? ¿es un problema social al que no se adaptan las instituciones? ¿o es un problema de que lo técnicos diagnostican y recomiendan cosas desacertadas?
·                        ¿Esta es la situación irreversible?

En este pequeño ensayo buscamos describir el contexto de esta crisis conflictual de la educación e identificar  los nudos críticos del  mismo, para poder esperanzarse de que la educación aun le queda muchísimo por aportar. Lo hemos dividido en dos partes. En la primera señalamos como llegamos hasta nuestros días y como actualmente carecemos de una discusión aguda y seria de para que es la educación, cual es su función social, si es un fin en si mismo o es un medio. Específicamente cual debe ser su rol en el siglo XXI. En la segunda parte hacemos referencia a los contenidos educativos de los distintos actores, buscando puntos de cercanía desde donde poder firmar un nuevo pacto. Por ultimo tratamos de relacionar este pacto con un nuevo paradigma educativo en construcción en la región, o paradigma educativo emergente, el de la “inclusión educativa”



I.                                   DE UN TIEMPO A ESTA PARTE.

La educación uruguaya y quizás la del resto del región, ha pasado por cuatro  grande etapas. La prehistoria caracterizada por la ausencia de sistema y proceso educativo, ante el resabio  de la colonia y las posteriores luchas civiles que imposibilitaron la institucionalidad sólida de la educación. La etapa de Historia que nacería con la Reforma vareliana en el contexto de modernización del país, y se embarcaría en los conceptos estelares del Jules Ferry: obligatoriedad, gratuidad y laicidad. La etapa de Auge y expansión correspondería al batllismo y neobatllismo, donde se da un aumentos sustancial de la matricula y los esfuerzo destinados a la educación. Se caracterizar por el rol democratizador e integrador de la educación, tanto en las generaciones de aptitud para los empleos crecientes, como en la promoción de valores como igualdad, toleracioncia etc. La etapa de crisis, es la que prima en nuestros días y se caracteriza por lo señalado mas arriba. En esta etapa hay hechos puntuales como don la reinstitucinalizacion de posdictadura del sistema educativo, la reforma Rama y su previo lustro de diagnostico, la injerencia de las IFI, la contrarreforma en lo planes con el asecno del EP-FA, la aprobación de la Ley de Educación y la implantación del Plan  Ceibal, entre otros[i].Esta situación de crisis obviamente responde a la crisis estructural del Uruguay, a la falta de un modelo de desarrollo igualitarista integrador. Quizás se comenzó a deslumbrar un modelo a seguir, pero aun es muy rápido  dictaminar su sustentabilidad. La crisis educativa nace por y con la crisis del modelo industrial y estatista, que afecto a d todo el mundo, y desde entones no supo dar respuesta la desintegración social, las nuevas realidades, y en definitiva a la nueva sociedad.

NUDOS CRITICOS DE LA  EDUCACION URUGUAYA HOY.

¿Cuáles son esos nudos críticos?
o   La dependencia de la educación para con la economía.
o   La falta de acuerdo sobre la función social de la educación.
Respecto al primer punto. Para solucionar el problema educativo, el ideal seria que el estado pudiera contar indiscrecionalmente con recursos sin afectar otras áreas de actividad. Sin embargo el modelo de acumulación actual, caracterizado por la globalización económica y  de crecimiento hacia fuera, donde impera la necesidad de atracción de inversiones, condiciona demasiado la carga impositiva para las políticas sociales.El imperativo de ser economías competitivas exigen reducir costros de producción y transacción, lo que ha llevado a la tensión entre crecimiento y distribución. Calidad y Equidad educativa están fuertemente en una tensión con el crecimiento económico. Tensión que obviamente nunca deja de ser una solapada lucha de clases o sectores.

Respecto al segundo punto. Los actores más influyentes en las áreas educativas como son las IFIs, los partidos políticos, los sindicatos, manejan intereses concretos que pretenden universalizar y darle una justificaron moral para el resto. Las IFIs (BID, BM, FMI) son las menos interesadas en universalizar el bien. Apuntan a reducir el gasto público educativo en un marco mas general de compatibilizar el gasto social de un país con su competitividad económica, y apuestan a una educación especifica, pro mercado, de calcificación laboral, exaltación del individualismo, vaciamiento ideológico, etc.

Si bien esta posición es criticable también es necesario reconocer que los sistemas educativos son muchas veces los únicos formadores para los sectores humildes, los que al demandar ciudadanía preferirían una educación que los inserte laboralmente más que una educación de valores, capacidad reflexiva y critica. Esta visión no se debería abandonar pero tampoco debería ser la hegemónica. El aporte de las IFIs es imnportantisimo desde el punto de vista técnico. Sus programas implican una sistematización de información indispensable para tomar decisiones. Pero así como reconocen el fracaso del neoliberalismo, las IFIS deberían reconocer la crisis  de los modelos educativos que pretenden transplantar

Por su lado los partidos políticos son los que se acercan más en posiciones, quizás por el hecho de ser actores exclusivos de gobierno. Los partidos tradicionales que iniciaron en coalición la Reforma Rama, y aun la defienden, son apólogos de un a educación adaptada al las exigencias del mercado laboral, como medio para el crecimiento económico y la integración social. El Frente Amplio también apoyo en un inicio esta reforma, sobre todo a su apuesta a la equidad y la calidad. Sin embargo no apoyó su modelo inconsulto de implementación, identificándose en esta perspectiva con los sindicatos de la enseñanza. Esto se ha traducido en su principales políticas educativas, con la implantación del Plan Ceibal apuntando a reducir la brecha digital, socializar el conocimiento, y mejorar la calidad y con la aprobación de una nueva ley de educación que tiene como objetivo el educando y no la estructura institucional de autoridad, y prevé un sistema mas participativo. También el PAC y otros programas, apuntando a reducir la deserción en secundaría, y minimizar el déficit de este nivel en su rol de intermediario entre primaria y universidad. El discurso apocalíptico del actual presidente, sobre el rol de la educación para la sociedad del futuro, y el imperativo utópico de universalizar la universidad, muestra como todos los espectro partidario confluyen en que la educación es medular para el crecimiento y la integración social.

Por su lado los sindicatos docentes son quizás los más alejados a conformar un pacto educativo. Se afilian al paradigma crítico. Este paradigma  nace en la década del `70, ante la crisis económica y de los Estados de Bienestar, apareciendo como oposición al paradigma economicista dominante hasta entonces. La planificación de las políticas educativas se consideraría inviable debido que la lógica democrática lo impedía, y en lo pedagógico emergerían lecturas que  enfatizarían en aspectos afectivos de los educandos, y en la participación de los protagonistas de los procesos de aprendizaje en la definición de los parámetros de su actividad.  Se identificaba este paradigma  con todo tipo de dominación social, y nacería el paradigma crítico que fue adoptado por los docentes, proclamados conocedores de la práctica y cotidianidad educativa. Tomarían influencia del marxismo para superar el desajuste teoría-práctica, y el conocimiento se vincularía con la acción y la emancipación. Plantean que en la práctica educativa se esconden intereses ocultos que frenan las condiciones de igualdad, siendo función del conocimiento descubrir situaciones de alienación de las personas. Estimulados por la “toma de conciencia”, los agentes de la práctica  educativa  se emancipan provocando una sociedad justa. Contempla la categoría de “posmodernidad” como sustento antropológico. Desde esta posición los sindicatos docentes, no solo entendieron que la ola de  reformas educativas que  vivió la región durante la década pasada  era funcionales al neoliberalismo, y que buscaron implementar un modelo educativo “totalizante”, “homogéneo”, con una concepción univoca de hombre, propio del legado moderno, desconociendo mutaciones y diversidades vividas en lo social, cultural y económico.

Creo humildemente que los gremios docentes deberían reducir el componente ideológico, y modernizar su discurso, y no desconocer que la educación en la sociedad actual debe colaborar con la inclusión, las oportunidades de empleo, la distribución del ingreso, que también es ciudadanía. Pero deben mantenerse como lo guardianes de que la educación se construye en dialogo, en espacios de participación, y que ninguna política de atropello gana voluntades y tienes sustento y apoyo social. También ellos son quienes conocen las realidades concretas, quienes son los responsables de adaptar los planes y programas a cada escuela a cada barrio y en el peor de los casos declarar su inviabilidad.

El pacto educativo debería contemplar una serie de puntos:
·         Rol protagónico del Estado
·         Políticas diseñada participativamente, e integradoras de todas las cosmovisiones .
·         Gasto Público que contemple los estándares básicos de educación desde lo edilicio hasta lo salarial y funcional. Presupuesto que no sea susceptible a vaivenes de la economía.
·          La política educativa también es una política social, que apunta a sustituir las condiciones de pre-educabilidad. Condición vitalicia para el éxito educativo y se focalice en sectores vulnerables


II. INCLUSIÒN EDUCATIVA. UN PARADIGMA EN CONSTRUCCIÒN EN LA REGIÒN.

En todo contexto histórico existe un paradigma educativo[ii] dominante o al menos más aceptado. Como vimos anteriormente, los paradigmas precedentes están todos en un estado de obsolencia  y no pueden ser consensuados ni inclusivos. Sin embargo, está despegando en la región un paradigma alternativo llamado “inclusión educativa”, el cual esta adquiriendo el rango de concepto estelar  [iii] . El término “inclusión educativa” es muy amplio. Para unos, refleja la necesidad de incluir los diversos patrones socioculturales, y para otros se trata de incluir a los socialmente  vulnerables a la exclusión y los propiamente excluidos. En este aspecto el paradigma emergente refiere a  varios puntos:

·         El rol docente respecto a la desigualdad y la diversidad
·         Desnaturalizar el fracaso escolar
·         Resignificar el rol docente.

El rol docente respecto ala desigualdad y la diversidad
Los docentes conviven con desugaldades sociales y culturales de sus educandos, las cuales perduran en el tiempo y producen la exclusión, que comienza en la repetición y culmina en la deserción, y finalmente la exclusión y desigualdad social. Un vicio que se alimenta solo y que  es necesario erradicar. Los docentes aplican la tolerancia, las facilidades sin poder otorgar un incentivo y salida genuina y real, cercenando así toda posibilidad de cambio educativo. La calidad y la equidad parecen reproducen su tensión en lo micro, en las aulas. Concomitante también esta la diversidad de identidades propio de la tipografía posmoderna, la desigualdad social y la industrias culturales. En un aula conviven muchos diferentes que rompen el molde tradicional de formación para un prototipo de individuo, pero que además puede generar la proliferación entre grupos de pares provocando que la aceptación al otro se transforme en una tolerancia no inclusiva. El rol, docente es importante, ello operan en la cotidianidad educativa, y pueden incidir en la igualdad. Este punto demanda la parte del pacto, según la cual la formulación y la implementación de políticas deben ser con la participación de actores, con macro consenso que encuentren su correlato en el día a día.
Desnaturalizar el fracaso educativo
La inclusión educativa es una variable muy dependiente del capital cultural, el cual esta desigualmente distribuido, y la escuela culmina reproduciendo esa desigualdad. Par realizar una evaluación diferencia, esta debe estar en respeto  con la valoración que individuos y familias tienen de la educación y de las expectativas depositadas en ellas. Son los maestros quienes pueden revertir esa naturalización del fracaso educativo con fuerte componente simbólico. Involucrando a los padres, integrando los educandos, generando perspectiva de vida y demás. Para ello es necesario nuevamente pactar de que las políticas educativas también son políticas sociales, las cuales deben revertir las situaciones de preducabilidad
Resignificar el rol docente.
La bibliografía sobre inclusión educativa asigna centralidad a la resignificación del rol de los docentes, planteando reiteradamente la necesidad de repensar sus posturas frente al aprendizaje de los alumnos, y a sus prácticas cotidianas. El primer punto es romper el determinismo sociológico y aceptar dentro de su paradigma plural que no hay explicaciones estructuralistas omnicomprensivas. Los docentes deben adaptar su forma de enseñar a las necesidades de aprendizaje de sus  estudiantes; están entregados a su profesión, tratando de mejorar constantemente sus conocimientos y su capacidad de comunicarlos; están entregados al crecimiento integral de sus estudiantes para que tengan éxito en su vida adulta; son “forjadores de sueños”, capaces de inculcar una visión de mejoramiento vital de sus estudiantes e inspirarles el deseo de lograr las metas deseadas; buscan que sus estudiantes sean autorreflexivos, hábiles en la solución de problemas y capaces de aplicar sus conocimientos, destrezas y talentos para el bienestar de los demás.
Para ello es neurálgico un sostenido aumento del sector publico, que permita mejoras cualitativas y cuantitativas de lo centros educativos, que aumente el plantel docente y el sueldo de estos, para una mayor profesionalización y rediseño constante de sus metodologías de enseñanza para fines inclusivos.
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[*Agradezco las recomendaciones sobre este artículo de la Dra. Maria Ester Mancebo -quien fuese mi tutora de grado- y al Ps. Fernando Burjel.


Sobre esta perididizaciòn recomendamos la lectura de  Cuaderno de temas nacionales Nº 12 (1984). El Proceso educativo uruguayo. Dos enfoques: del modelo democrático al intento autoritario. Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo. Autores Varios,   y  Jorge Bralich (1996)  Una historia de la educación en el Uruguay. Del Padre Astete a las computadoras. Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo

[ii]  Cuando nos referimos a paradigmas educativos  nos referimos a un marco de pensamiento de política práctica para la  educación  (Cecilia Braslavsky 2004: 486). Braslavsky, Cecilia (2004): Reflexiones sobre el último ciclo de reformas educativas en el Cono Sur. En “Las Reformas Educativas en la década de 1990. Un estudio comparado de Argentina, Chile, y Uruguay”. Banco Interamericano de Desarrollo-Universidad  Stanfor y  Ministerios de Educación de Argentina, Chile, y Uruguay. Buenos Aires-2004

[iii] Llamamos concepto estelar a aquellos  principios y objetivos rectores compartidos en los discuroso y que marcan el rumbo de la educación. , Cecilia - Cosse, Gustavo (1996): ¿Como se reforma la educación en América Latina? Las Actuales Reformas educativas en América Latina. Cuatro Actores, Tres Lógicas y Ocho tensiones. PREALC-SANTIAGO. Buenos Aires. Así fue por ejemplo laicidad, obligatoriedad y gratuidad en el S XIX  y en los  ``90 fue calidad, equidad, modernización y profesionalización docente.